"Nuestro Dios es un Padre tierno y misericordioso: Su servicio no debe mirarse como un ejercicio penoso y que entristece el corazón. Debiera ser un placer adorar al Señor y participar en su obra" (El camino a Cristo, pág. 104).
No hay un orden establecido ni un formato rígido para el culto de adoración del sábado por la mañana. Sin embargo, hay ciertos elementos, además de la predicación, que contribuyen a una adoración significativa y deberían considerarse cuando se planifica el culto de adoración. Las· siguientes son descripciones de estos elementos de la adoración. Se puede observar cualquier orden que se considere apropiado para el logro de una adoración efectiva.
La Música.- La música, presentada con buen gusto, tiene una influencia inspiradora que eleva el corazón hacia Dios. Forma parte de la adoración tanto como la oración. De hecho, las experiencias espirituales contenidas en la letra de los himnos cristianos de los compositores se convierten en oraciones de los adoradores mientras cantan.
Elija a una persona o personas adecuadas de su congregación para que planifique la música apropiada para la adoración. Pídales que, siempre que sea posible, adopten el tema de la música que se ajuste al tema del sermón. Si están disponibles, deberían incluirse tanto la música vocal como la instrumental. Busque formas adecuadas, según su cultura, pará incorporar instrumentos de música que ayuden a los miembros a entrar en la experiencia de la adoración. Si bien algunas personas pueden ser conducidas a la adoración sólo por la melodía, muchos necesitan escuchar las palabras. Por lo tanto, generalmente la música vocal tendrá prioridad sobre la música instrumental.
Los coritos constituyen una tremenda bendición en la adoración; sin embargo, no deberían reemplazar al canto congregacional. "La habilidad de cantar es un talento de influencia que Dios desea que todos cultiven y usen para la gloria de su nombre" (El evangelismo, pág. 368).
Un llamamiento a la adoración.- El propósito de la proclama a la adoración es llevar a la gente a una actitud y un comportamiento acordes con la acción de adorar. Para los que pasarán al frente, esta actitud y este comportamiento deberían comenzar mucho antes de pasar a la plataforma. Los pormenores de lo que sucederá en la plataforma deberían organizarse rápidamente. El resto del tiempo antes del comienzo del culto debe dedicarse a la oración. Todos los ancianos, incluso si no pasan a la plataforma, podrían estar presentes.
La llamada a la adoración se da, por lo general, después que los dirigentes del culto han tomado su lugar en la plataforma. Al invitar a la congregación a adorar, uno de los oficiantes puede leer un texto, dirigir una oración en silencio o en voz alta, o decir unas pocas palabras acerca del privilegio de la adoración. La congregación podría participar cantando un himno apropiado, o uniéndose en la lectura antifonal.
Es un comienzo muy pobre del culto de adoración cuando los predicadores pasan a la plataforma y se arrodillan sin que la congregación haya sido advertida de que el culto ha comenzado. Una solución es que la congregación esté de pie mientras pasan los oficiantes. Si no hay coro, podrían cantar suavemente un himno apropiado como "Hay un lugar do quiero estar" (Himnario adventista, N° 403), elevando así su plegaria mediante un canto, mientras los oficiantes se arrodillan y se consagran en oración.
Analice el principio que rige el culto. ¿Prepara efectivamente a la gente para la adoración? Si no, practíquelo hasta descubrir una forma de lograrlo.
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Fuente: Guía para Ancianos de Iglesia, revisión 2004, pág. 121-122.